Papadre


Hoy el hombre rudo lloró
le vi volver de la ciudad
tosco y pesado
agrio de faz
sin ganas de partir.

Le vi tomar sus maletas
sus cajas
y dejarlas bajo mi amparo
en una esquina.

Lo recorrí hasta el alma
cuando partió
y vio por última vez
la casona tantas veces odiada.

Rememoré su esfuerzo
el sudor en su frente resbalar
sus pasos tras de mí
y su irremediable
ronronería de ogro.

Recordé tanto camino lastimoso
antes del él volver
y finalmente partir.

El lloró
lloró de a poco
y me abrazó
detuve su caminar
cuando al venir el autobús
noté bajo sus lentes
algo extraordinario:
Una lágrima brotaba
y luego dos.
¡Que te vaya bien!, le dije
mientras me volvía
llorando en silencio.

Jorge no fue mi padre biológico, tampoco fue mi mejor amigo, muchas veces hizo de mi niñez un calvario y parte de mi juventud también, pero a fuerza de desacuerdos y breves reconciliaciones, gracias a todo lo vivido y a su esfuerzo, el fue parte de lo que soy y le agradezco en el alma y por ello le quiero.
Hará unos días, encontré entre unos cajones , algunos manuscritos que quedaron guardados por años escritos en la ciudad de Los Andes Chile en 1994.
,