Deja que la muerte me lleve no me escondas déjame recorrer por sus brazos aquel duro sendero que me lleva hasta su sombra que la claridad de este paso por la vida se desvanezca en la hondura no me escondas. Espero impasible lo absoluto el anhelo perdido está de esta vida bella solo quedan lagrimas venga la noche encima con su amargura y su calma que quiero pertenecerle en cuerpo, juventud y alma. No me escondas conviérteme en polvo no fosas, ni ánforas déjame habitar tranquilo en jardines o en agua no en un lugar forzado sino en todas las estancias que yo anduve por tierra a pasos firmes no quiero nostalgias mi recuerdo es suficiente si toqué algún alma en mi paso solitario. No me escondas si la muerte se hace conmigo me haré compañero en su cama beberé de su amor hasta hartarme o hasta volver a nacer en algún frío hospital alguna mañana.